Cocina tradicional, nutrición no convencional
El programa de educación alimentaria y nutricional Construyendo mi alimentación lo desarrollamos Antonia Arroyo, María Antonia Esteban, Ana Diego, doña Esperanza, María Josefa, Juana María López, Luisa Hernández, Asunción Vázquez, Celia Fermín, doña Filomena, Auxi, Giovanna Ortega y yo, Carmen Suárez, en la comunidad de Tixapan. Este lugar forma parte de la junta auxiliar de San Miguel Tzinacapan, en el municipio de Cuetzalan del Progreso en la Sierra Norte del Estado de Puebla, México, y está habitado principalmente por personas nahuas.
Este programa lo llevó a cabo Educomalli A.C. de octubre 2011 a diciembre 2012, junto con las mujeres y niñes pertenecientes a la comunidad de Tixapan, con la intención de brindar las herramientas para mejorar la alimentación desde la perspectiva de las personas y con los recursos disponibles en la comunidad. Específicamente tenía los siguientes propósitos:
1. Construir una guía de orientación alimentaria que agrupara los alimentos con base en las prácticas y conocimientos comunitarios, y que utilizara un elemento de la comunidad para su representación gráfica.
2. Diseñar y preparar menús que cumplieran con las características y recomendaciones de la guía.
3. Conservar alimentos perecederos de la región mediante esterilización, conserva con sal (salmuera) y con azúcar (mermelada).
Para concretarlos realizamos las siguientes actividades: un diagnóstico cuantitativo y uno cualitativo. Así como talleres para la construcción del Globo de la Alimentación, en los que primero se formaron los grupos de alimentos, de acuerdo con los criterios de agrupación de las personas de la comunidad, después se hizo un registro descriptivo de los contextos de consumo, y finalmente se diseñó el globo y sus recomendaciones. Sumado a diversos talleres de cocina y elaboración de mermeladas y verduras en salmuera. También hicimos vigilancia nutricional mensual de niñes, junto con registro escrito y fotográfico de cada una de las actividades. Además de actividades con les niñes como elaboración de piñatas, globos de cantoya, dibujos, entre otras. Por último, para cerrar el programa, una feria de la alimentación.
Los cuatro productos más importantes de estas actividades fueron:
1. Una guía de orientación alimentaria propia de la comunidad denominada El Globo de la Alimentación.
2. Un álbum comunitario de las actividades realizadas durante el proyecto.
3. Recetario de todos los platillos elaborados durante los talleres de cocina y en la feria de la alimentación.
4. Manual de conservación de alimentos.
Más allá de los resultados inmediatos evaluados en aquel momento como positivos, ocho años después de haber desarrollado este programa y de seguir en contacto con las mujeres de Tixapan, concluimos que no se produjo ningún cambio en la alimentación, ni mucho menos el estado de nutrición y salud de la personas.
Preguntarnos los motivos de esta afirmación no nos ha llevado a respuestas concluyentes, de modo que nuestra experiencia aporta algunas reflexiones para construir un debate colectivo, el cual busca trascender las discusiones técnicas sobre los errores que existieron en el programa, más bien se enfocan en los aspectos políticos, económicos, socioculturales, históricos y ambientales que son los que determinan las condiciones de vida de las personas y, por tanto, las diferentes formas de comer y enfermar según clase social, etnia, género y edad.
Particularmente aprendimos que al incluir los “aspectos socioculturales” en el programa terminamos legitimando, por no decir imponiendo, nuestros valores socioculturales. Ya que al momento de diseñarlo, consultamos diversos autores que han enfatizado la necesidad de considerar las características socioculturales en las acciones de educación alimentaria y nutricional. No obstante éstos se refieren a la parte técnica; es decir, al uso de la etnografía y otras técnicas cualitativas y participativas, sin entretejerlas con las discusiones teóricas que sustentan las interpretaciones antropológicas y/o de las ciencias sociales.
De modo que al final lo que promovimos fue la medicalización de cada vez más aspectos de la alimentación y de la vida, así como también responsabilizamos y culpabilizamos a las mujeres. Además invisibilizamos las relaciones de poder que hay a nivel familiar, comunitario, local, regional, estatal, nacional y global. Sumado a que legitimamos ciertos intereses y reprodujimos las relaciones inequitativas de género, etnia, clase social y dependencia entre los países.
En conclusión, sin haber tenido esa intención, terminamos sometiendo a las mujeres nahuas de Tixapan. Esta reflexión nos invita a conocer y dialogar con otras experiencias, para que sea todo lo contrario; es decir, que a través de las acciones de educación alimentaria y nutricional se construyan espacios donde se cuestionen los dogmas y se confronte el orden que legitiman los supuestos, contenidos y recomendaciones de los programas de alimentación y nutrición en particular, y en general de los de promoción de la salud.
Anexos
Globo de la alimentación.
Tamanho: 354164 bytes